El embajador adjunto de Estados Unidos ante la ONU, Robert Wood, criticó en el Consejo de Seguridad a Israel por bombardear un campo de desplazados en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, el domingo pasado, a pesar de haber sido declarado previamente como una ‘zona segura’.
Wood expresó que aunque Israel haya calificado el ataque como un error, debe tomar medidas adicionales para proteger a los civiles inocentes en Gaza y llevar a cabo una investigación independiente.
Además, Wood argumentó que Estados Unidos sigue creyendo que existen alternativas a una operación israelí a gran escala para derrotar a Hamás en Gaza.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, desde el 7 de octubre, han muerto 36,050 personas en el enclave palestino, 45 de ellas en el ataque al campo de desplazados de Rafah, donde fallecieron 23 mujeres, niños y ancianos.
Wood expresó el dolor por la tragedia y pidió a Israel que facilite el paso de la ayuda humanitaria hacia Gaza y desbloquee los fondos congelados en bancos israelíes que son vitales para los palestinos.
Además, reafirmó el compromiso de Estados Unidos con la creación de un Estado palestino que coexista pacíficamente con Israel y abogó por medidas prácticas e irreversibles para la reconstrucción y el futuro de Gaza.
Estas declaraciones de Wood llegan después de que la Casa Blanca condenara la muerte de civiles en el campo de desplazados de Rafah, calificándola como una pérdida desgarradora, pero manteniendo la política de apoyo a Israel sin cambios.
Medios como The New York Times y CNN informaron que el armamento utilizado por Israel en el campo de desplazados de Rafah era de origen estadounidense, destacando que los restos de munición encontrados en el lugar del ataque pertenecían a una GBU-39, una bomba diseñada y fabricada en Estados Unidos.
