En un discurso cargado de mensajes proteccionistas y dirigido a los trabajadores industriales, el presidente Donald Trump anunció este viernes que impondrá un nuevo arancel del 50 % a las importaciones de acero, el doble del impuesto actual. La medida busca, según dijo, “cerrar definitivamente la puerta” a lo que considera una amenaza extranjera contra la industria siderúrgica de Estados Unidos.
“Con el 25 % pueden saltar esa valla. Con el 50 %, nadie va a poder saltarla”, afirmó Trump desde una planta de US Steel, donde fue recibido entre vítores por empleados del sector. El anuncio representa un giro relevante en su estrategia comercial, en medio de su campaña rumbo a las elecciones de noviembre.
El republicano explicó que inicialmente consideró imponer un arancel del 40 %, pero accedió a elevarlo a 50 % tras recibir solicitudes directas de ejecutivos del acero. Utilizó una vez más la Sección 232, una ley que permite aplicar medidas arancelarias en nombre de la seguridad nacional.
La decisión, sin embargo, llega con advertencias. Experiencias pasadas, como las tarifas impuestas en 2018, provocaron un aumento en los costos de producción para sectores clave como el automotriz y el de maquinaria pesada. Un informe de la Comisión de Comercio Internacional de 2023 concluyó que los costos derivados superaron los beneficios para la economía estadounidense, con una pérdida de más de 3.000 millones de dólares en sectores manufactureros.
Trump también aprovechó el escenario para referirse al acuerdo que permitirá a Nippon Steel adquirir una participación mayoritaria en US Steel, una operación a la que inicialmente se opuso. Dijo haber cambiado de postura al negociar garantías específicas para proteger los empleos estadounidenses, entre ellas la llamada “acción de oro”, que da al gobierno de EE. UU. voz en la gestión de la empresa.
“Voy a estar en Washington vigilando esto”, aseguró. “Este va a ser un gran día para los trabajadores del acero”.
El presidente concluyó su mensaje rodeado de empleados de US Steel, reiterando que su política comercial está orientada a devolver a Estados Unidos su fortaleza industrial. Según cifras del Departamento de Comercio, EE. UU. importó más de 31 mil millones de dólares en hierro y acero en 2024, siendo Canadá el principal proveedor.
