Al menos 812 personas han perdido la vida y cerca de 2.700 resultaron heridas tras un terremoto de magnitud 6.0 y varias réplicas que sacudieron el este de Afganistán la noche del domingo, según confirmó el Gobierno de facto talibán.
Las provincias de Kunar y Nangarhar, fronterizas con Pakistán, fueron las más afectadas. Solo en Kunar se reportaron 800 fallecidos y más de 2.500 heridos. Autoridades advirtieron que las cifras podrían aumentar a medida que avanzan las labores de rescate, dificultadas por deslizamientos de tierra que han bloqueado caminos hacia comunidades remotas.
El epicentro fue localizado a 27 kilómetros de Nangarhar, a ocho kilómetros de profundidad, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), lo que amplificó el poder destructivo del movimiento telúrico.
El Gobierno talibán anunció un fondo de emergencia de mil millones de afganis (unos 14 millones de dólares) para asistencia médica, refugio y distribución de alimentos. También se desplegaron helicópteros para evacuar víctimas, mientras hospitales como el de Jalalabad están desbordados por la llegada masiva de heridos.
Organismos internacionales como la ONU, Unicef, la OIM y la Media Luna Roja ya operan en la zona para coordinar ayuda humanitaria. Países como Pakistán, Irán, China, Siria, Egipto, India y la Unión Europea expresaron su apoyo y promesa de asistencia.
Afganistán enfrenta esta tragedia en medio de una profunda crisis económica y con un sistema sanitario debilitado, lo que agrava el impacto de un desastre natural en una de las regiones sísmicamente más activas del mundo.
