Un tanque metálico con restos de fósforo, presuntamente proveniente del propulsor Super Heavy o del cohete Starship de SpaceX, fue hallado en Playa Bagdad, Tamaulipas, a unos 40 minutos de Matamoros, cerca de la frontera con Estados Unidos. El artefacto, marcado con una advertencia en inglés sobre su peligrosidad, ha generado alarma por los riesgos que representa para personas, animales y el ecosistema marino.
El pasado 27 de mayo, SpaceX, empresa liderada por Elon Musk, realizó la novena prueba de lanzamiento de su nave Starship desde su base en Texas, ubicada a solo 10 kilómetros de Playa Bagdad. La misión falló: el cohete de 123 metros se desintegró en el espacio, y el propulsor Super Heavy cayó en el Golfo de México, dejando una estela de desechos que han llegado a las costas tamaulipecas. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) confirmó una “anomalía” en la misión y señaló que trabaja con SpaceX para investigar el incidente, aunque no reportó daños inmediatos a personas o propiedades públicas.
El tanque encontrado contiene fósforo, una sustancia altamente reactiva que puede causar quemaduras graves, dañar órganos internos como el hígado, los riñones y el sistema nervioso, y contaminar cuerpos de agua, afectando la fauna marina. Su degradación lenta agrava el impacto ambiental. En respuesta, elementos del Ejército mexicano y la Armada acordonaron la zona, a la espera de personal especializado para manejar el material peligroso.
En las últimas cuatro semanas, voluntarios han recolectado 17 tanques metálicos y más de dos toneladas de plásticos y materiales sintéticos arrastrados por el mar. Estos desechos amenazan el equilibrio ecológico, especialmente a especies como la tortuga marina Lora, cuya supervivencia se ve comprometida por la ingesta de plásticos. Jesús Elías Ibarra Rodríguez, de Conibio Global, advirtió que los residuos, provenientes de un propulsor de unas 200 toneladas, podrían haber quedado en el lecho marino, afectando gravemente los ecosistemas del Golfo de México.
El alcalde de Matamoros, José Alberto Granados Fávila, informó que SpaceX se comprometió a limpiar la zona mediante una empresa especializada, que ya realiza labores de geolocalización de los desechos. También instó a la población a no recolectar ni comercializar los restos, tras detectarse ventas de piezas en redes sociales. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) analiza los materiales recolectados, enviados a la Ciudad de México para su investigación.
Teresa Treviño Rizo, de la Asociación de Medioambientalistas del Noreste, destacó un vacío legal en el T-MEC, que no regula la contaminación aeroespacial, y propuso que México exija responsabilidades a SpaceX mediante una nota diplomática. Además, expresó preocupación por los efectos de las sustancias químicas y las ondas sonoras de las explosiones en el comportamiento de las especies marinas.
Este incidente pone en evidencia los riesgos de la exploración espacial sin controles adecuados y la falta de regulaciones binacionales para gestionar desechos aeroespaciales, un problema que urge atender para proteger las zonas marinas y evitar futuras emergencias.
Imágen cortesía: UNOTV