Chicago, 8 de diciembre de 2025 – Las familias estadounidenses enfrentan la Navidad más cara de la historia en lo que respecta a la carne: entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025 el precio de la res y la ternera aumentó un 14,7 %, casi cinco veces por encima de la inflación general de alimentos (3,1 %), según los últimos datos del índice de precios al consumidor.
El origen del encarecimiento es una tormenta perfecta: el rebaño bovino nacional cayó al nivel más bajo desde 1951, sequías prolongadas, costos de producción que se dispararon más del 50 % en cinco años y una demanda que se mantiene altísima.
“Estamos en el punto más bajo del ciclo ganadero en 74 años”, explica Andrew Griffith, economista agrícola de la Universidad de Tennessee. “Hay menos vacas que nunca y los ganaderos tienen que decidir si venden ahora a precios récord o guardan hembras para reconstruir el hato. La mayoría está eligiendo vender, lo que agrava aún más la escasez”.
En estados clave como Nebraska, Texas y Arizona y las Grandes Llanuras, años consecutivos de sequía han obligado a los productores a reducir drásticamente sus rodeos o a gastar fortunas en grano suplementario. Aunque los precios del maíz bajaron desde los picos de 2022, siguen siendo elevados para un sector que vio sus costos totales subir más de la mitad en media década.
Del campo al plato: nadie escapa a la presión
Incluso empresas emblemáticas como Omaha Steaks, que llevan más de tres años sin subir precios al público, reconocen que están llegando al límite.
“El costo de la materia prima ha crecido tanto que ya afecta nuestras ganancias”, admitió Nate Rempe, director ejecutivo de la compañía. “Estamos buscando eficiencias por todos lados, pero llegará el momento en que tendremos que trasladar parte del aumento al consumidor”.
Por ahora, el suministro se está sosteniendo gracias a dos factores temporales: los animales que llegan al matadero son cada vez más pesados (más kilos por cabeza) y las importaciones de carne —principalmente de Australia, Canadá y América Latina— han crecido sin parar en la última década. Sin embargo, nuevos aranceles a Brasil y problemas sanitarios en México están encareciendo también esas fuentes.
¿Bajarán algún día los precios?
Los expertos coinciden: no antes de 2028 o 2029.
“Para que los precios se moderen hace falta reconstruir el hato, y eso toma tiempo”, resume Griffith. “Si empezamos hoy a retener vaquillas, en el corto plazo habrá aún menos carne en el mercado y los precios seguirán altos. Pero en tres o cuatro años podríamos ver alivio”.
Mientras tanto, en los supermercados la realidad es cruda: una libra de carne molida de buena calidad supera fácilmente los 6-7 dólares y los cortes premium para asar ya rondan los 15-20 dólares la libra en muchas ciudades.
“Si la gente paga tranquilamente 6 dólares por un café con leche, no debería quejarse tanto de pagar lo mismo por una libra de carne que alimenta a toda la familia”, ironizó Taylon Lienemann, ganadero de Nebraska. Pero para millones de hogares de ingresos medios y bajos, esa comparación suena cada vez más lejana ante una parrilla navideña que se ha convertido en artículo de lujo.
Imágen cortesía: Dilmun
