México

Comunidad de Urireo despide a Don Nico y clama justicia por su asesinato en plena denuncia vial

Salvatierra, Guanajuato, 14 de octubre de 2025 — Cientos de vecinos de la comunidad de Urireo, en Salvatierra, Guanajuato, se congregaron este lunes en las calles para dar el último adiós a José Guadalupe Casas, conocido cariñosamente como Don Nico, el heladero asesinado a balazos la semana pasada mientras transmitía en vivo una denuncia sobre las precarias condiciones de una carretera local. El velorio, que combinó duelo y protesta, culminó con una misa de cuerpo presente en la iglesia parroquial, donde familiares y amigos exigieron justicia ante la impunidad que rodea el crimen.

El cortejo fúnebre, encabezado por Alejandra Vega, esposa de la víctima, partió desde la humilde vivienda de Don Nico y recorrió el eje principal de Urireo, extendiéndose hasta el extremo opuesto de la localidad antes de regresar al templo. Con pancartas y consignas, los participantes transformaron la procesión en una manifestación espontánea contra la violencia que azota la región. “Que se haga justicia y que a mí me ayuden a que me dejen en paz”, imploró Vega, visiblemente conmovida, mientras cargaba el féretro adornado con flores y fotografías del difunto.

Don Nico, de 45 años, era un emprendedor local que vendía helados en su motocicleta y usaba las redes sociales para visibilizar problemas comunitarios. El fatídico martes 7 de octubre, durante una transmisión en vivo, criticaba los baches y el abandono de la carretera que conecta Urireo con comunidades vecinas, cuando dos sujetos en motocicleta se acercaron y le dispararon a quemarropa. El video del ataque, que circuló ampliamente en plataformas digitales, capturó el momento exacto en que el heladero caía herido de muerte, dejando un silencio atónito entre sus seguidores.

“Era un hombre alegre, respetuoso, con principios firmes. Quería ver florecer su pueblo, no merecía esto”, lamentó María Casas, prima de la víctima, durante el tributo. “No puede ser que haya tanta maldad, especialmente contra personas que solo buscan mejorar su entorno”, agregó, en alusión al activismo pacífico de Don Nico. Vega, con 20 años de matrimonio a cuestas, recordó a su esposo como “lo más grande que tenía en la vida”. “Nos juramos amor eterno el día que nos casamos, y ahora tendré que cumplir sus sueños por él”, dijo entre lágrimas, evocando el proyecto personal de Don Nico: instalar un árbol de Navidad gigante en Urireo para unir a la comunidad en fiestas.

La familia de Don Nico queda destrozada: le sobreviven su esposa y tres hijos —una niña pequeña y dos adolescentes varones—, quienes ahora enfrentan no solo el luto, sino la incertidumbre económica y la zozobra por la falta de avances en la investigación. Hasta el momento, la Fiscalía General del Estado de Guanajuato no ha identificado a los responsables ni detenido a los ocupantes de la motocicleta usada en el ataque, lo que ha avivado la indignación vecinal. Autoridades locales han prometido una pesquisa exhaustiva, pero la ausencia de pistas ha generado dudas sobre la eficacia de las instituciones en un estado golpeado por la delincuencia organizada.

El asesinato de Don Nico no es un caso aislado en Guanajuato, donde la violencia ha silenciado voces críticas en los últimos años. Su muerte resuena como un recordatorio doloroso de los riesgos que enfrentan los ciudadanos comunes al alzar la voz por mejoras básicas, como el mantenimiento de vías que facilitan el acceso a servicios esenciales. Mientras el cortejo se disipaba al atardecer, los vecinos de Urireo juraron no descansar hasta que se haga justicia, transformando el dolor colectivo en un llamado a la acción por un Guanajuato más seguro y solidario.

Imágen cortesía: Excélsior

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