Miami, Florida – 4 de diciembre de 2025 – Anyi Cabrales, inmigrante cubana que llevaba años cumpliendo cada requisito del largo proceso de naturalización, vivió uno de los momentos más duros de su vida en Estados Unidos: tres horas antes de la ceremonia donde finalmente juraría lealtad a la bandera estadounidense, recibió un correo electrónico y una llamada telefónica informándole que todo quedaba cancelado, sin explicación alguna.
“Yo ya tenía el vestido puesto, mis hijos estaban listos para acompañarme, habíamos comprado flores… y de repente todo se derrumbó”, relató Cabrales con la voz entrecortada. La notificación llegó directamente desde las oficinas de Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) y, según cuenta, el agente que la llamó se limitó a decir que la ceremonia quedaba “suspendida indefinidamente” y que no podía ofrecerle motivos.
La cancelación de su juramentación se produce en medio de la pausa general de trámites migratorios ordenada por la nueva administración, que afecta especialmente a nacionales de Cuba, Venezuela y Haití, aunque en teoría las naturalizaciones ya aprobadas no estaban incluidas en esa suspensión. Sin embargo, decenas de cubanos y venezolanos que ya tenían fecha confirmada para convertirse en ciudadanos estadounidenses han recibido en los últimos días el mismo mensaje inesperado.
“Me dicen que solo puedo esperar, que no hay nada que hacer por ahora”, explicó Cabrales, quien huyó de Cuba hace más de una década y había obtenido asilo político, residencia permanente y, finalmente, la aprobación de su solicitud de ciudadanía. “He pagado impuestos, he criado a mis hijos aquí, nunca he tenido ni una multa de tránsito… y ahora me siento como si me hubieran quitado todo de un plumazo”.
Abogados de inmigración consultados indican que, aunque estas cancelaciones son inusuales, no violan técnicamente la ley actual y que los afectados solo pueden inscribirse nuevamente en la lista de espera o, en algunos casos, presentar una demanda federal para exigir que se cumpla la fecha originalmente programada.
Mientras tanto, Anyi Cabrales guarda el vestido que nunca usó y la bandera estadounidense que pensaba ondear con orgullo. “Pensé que este sería el día más feliz de mi vida en este país. Ahora solo queda incertidumbre y mucha tristeza”, concluyó.
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