Washington, 19 de junio de 2025 – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, enfrenta una decisión crítica sobre si unirse a los ataques liderados por Israel contra instalaciones nucleares iraníes, iniciados el pasado jueves. Fuentes cercanas a la administración revelan que Trump está considerando opciones para atacar objetivos iraníes, como el uso de bombas de gran potencia contra el sitio nuclear de Fordow, sin desencadenar un conflicto a gran escala en Medio Oriente.
Durante el fin de semana, aliados europeos fueron informados de que Trump esperaría los resultados de la primera semana de la operación israelí antes de decidir sobre la participación militar estadounidense. En la Oficina Oval, Trump afirmó: “Me gusta tomar la decisión final un segundo antes de que venza el plazo. Especialmente en la guerra, las cosas cambian”. Aunque ha revisado planes de ataque, el presidente se mantiene a la espera de evaluar si Irán retrocede en su programa nuclear.
Voces dentro de su círculo, como el exembajador en Israel David Friedman, han sugerido que un ataque limitado podría neutralizar las capacidades nucleares iraníes sin implicar a EE.UU. en un conflicto prolongado. “EE.UU. podría lanzar unas MOAB sobre Fordow, destruir el último activo nuclear y luego irse”, escribió Friedman en redes sociales, refiriéndose a la conocida “madre de todas las bombas”.
Sin embargo, aliados internacionales advierten contra la participación estadounidense, citando riesgos como el posible cierre del estrecho de Ormuz por parte de Irán, que afectaría el suministro global de petróleo, o una aceleración del programa nuclear iraní como represalia. El vicecanciller iraní, Majid Takht-Ravanchi, declaró que, si EE.UU. se involucra militarmente, Irán “tomará represalias donde encuentre objetivos que deban ser atacados”, en un acto de “defensa propia”.
En la administración Trump, el ataque de 2020 contra el general iraní Qasem Soleimani se menciona como ejemplo de una acción decisiva que no derivó en una guerra total. Altos funcionarios, como el secretario de Defensa Pete Hegseth y el director de la CIA, John Ratcliffe, están alineados en presentar opciones al presidente, mientras el general Michael Kurilla, del Comando Central, solicita más recursos para apoyar a Israel.
A pesar de las presiones, Trump insiste en evitar un conflicto prolongado. “Solo quiero una cosa: Irán no puede tener un arma nuclear”, afirmó, subrayando que no busca una guerra a largo plazo. Sin embargo, expertos como Trita Parsi, del Instituto Quincy, advierten que cualquier ataque estadounidense podría desencadenar una guerra total, con represalias iraníes contra bases estadounidenses en la región.
Senadores republicanos, como Jim Risch y Josh Hawley, han expresado reservas. Hawley, en particular, se opuso a una acción ofensiva, manifestando su preocupación por un aumento militar en Medio Oriente. Mientras tanto, las fuerzas armadas de EE.UU. ya preparan planes de contingencia ante posibles represalias iraníes.
Con el respaldo de Israel, que insiste en la necesidad de apoyo estadounidense para desmantelar el programa nuclear iraní, Trump enfrenta un delicado equilibrio entre demostrar fuerza y cumplir su promesa de evitar guerras extranjeras prolongadas. La decisión final, según el presidente, dependerá de cómo evolucione el conflicto en los próximos días.
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