Cicero, Illinois, 20 de octubre de 2025
Lo que comenzó como una alegre celebración de cumpleaños se convirtió en una pesadilla para la familia Enciso, residentes de Cicero, un suburbio de Chicago. El 14 de septiembre, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) detuvieron a Constantina Ramírez y Moisés Enciso, inmigrantes mexicanos que llevaban 18 años en Estados Unidos, junto a su hijo mayor, Moisés Jr., de 22 años, frente a una tienda Walgreens. La detención dejó a sus hijos menores, Jasmin (12 años) y Kevin (10 años), al cuidado de su hermana Yurithsi, de 19 años, en medio de un doloroso vacío familiar.
El incidente ocurrió cuando la familia se preparaba para festejar el cumpleaños de Kevin. Los padres y Moisés Jr. habían parado a comprar comida para el desayuno, mientras Yurithsi llevaba a sus hermanos menores a una tienda de donas. De repente, vehículos sin identificación rodearon el auto familiar tras un giro indebido de Moisés Enciso. Los agentes interrogaron a la familia sobre su estatus migratorio, esposaron a los padres y a Moisés Jr., y los trasladaron a una comisaría. Moisés Jr. fue liberado tras dos horas al verificarse su solicitud pendiente de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), pero sus padres permanecen detenidos en centros separados en Kentucky y Michigan, a la espera de una audiencia judicial el 22 de octubre.
Yurithsi, quien grabó la detención con su celular, relató el trauma de ver a sus padres esposados y a sus hermanos menores llorando. “Me sentí sola, no sabía a quién llamar”, confesó entre lágrimas. La joven, también con una solicitud de DACA pendiente, y sus hermanos ciudadanos estadounidenses, Jasmin y Kevin, han asumido la responsabilidad de mantener el hogar, ahora marcado por el silencio. “La casa se siente oscura, como si la familia estuviera cayendo en un hoyo”, expresó Moisés Jr., estudiante universitario.
La detención refleja las crecientes tensiones en Estados Unidos por las políticas migratorias del gobierno de Donald Trump. Según el Departamento de Seguridad Nacional, Ramírez y Enciso ingresaron ilegalmente al país en una fecha desconocida y permanecen bajo custodia en espera de un proceso de deportación. No se encontraron antecedentes penales de los padres, según registros judiciales.
La familia extraña las rutinas cotidianas: la música que ponía Constantina mientras limpiaba, los videos ruidosos de Moisés en Facebook, su jardín de pimientos y cempasúchiles, y los mensajes motivadores que enviaban a sus hijos por WhatsApp. “Ahora es como si nadie estuviera enviando mensajes”, lamentó Moisés Jr. Los niños pudieron visitar a sus padres recientemente, pero las condiciones fueron limitadas: una hora y media con contacto físico para Moisés, y solo media hora sin contacto para Constantina, separada por un cristal.
“Si los agentes los hubieran conocido en una fiesta, habrían visto a un padre amable que ofrece comida y a una madre que pregunta si ya comiste”, dijo Moisés Jr., visiblemente afectado. La incertidumbre sobre una posible deportación pesa sobre la familia, que teme perder momentos clave como graduaciones. “No lo sabemos… hay mucha inseguridad”, concluyó Moisés Jr., mientras se secaba las lágrimas.
La situación de los Enciso pone en relieve el impacto humano de las políticas migratorias en comunidades de todo el país, dejando a los hijos en un limbo emocional mientras luchan por mantener unida a su familia.
Imágen cortesía: CNN