Washington, 17 de julio de 2025 – La aplicación CBP Home, lanzada en marzo como parte del programa Homecoming de la administración Trump, promete facilitar la salida voluntaria de inmigrantes indocumentados con asistencia financiera y apoyo logístico. Sin embargo, casos como los de Jairo Sequeira, Titza Escobar y Juhany Pina revelan serias dificultades en el proceso, dejando a muchos varados en su intento de regresar a sus países de origen.
Jairo Sequeira, un nicaragüense que emigró a Estados Unidos en 2021, intentó autodeportarse a finales de mayo tras completar el formulario de CBP Home. Con la confirmación de su solicitud, viajó desde Georgia a Texas para tomar un vuelo a Nicaragua, pero fue rechazado en el aeropuerto por no contar con su pasaporte, retenido por autoridades migratorias en 2021. Sequeira, quien buscaba reunirse con su hijo de 9 años, expresó su frustración: “Me sentí triste, estaba ilusionado”. A pesar de intentos por recuperar sus documentos, sigue sin solución.
Titza Escobar, una indígena miskita de 29 años también de Nicaragua, decidió autodeportarse tras sufrir violencia doméstica y quedar sin recursos en Miami. Sin pasaporte y con tres hijos esperándola en su país, acudió a oficinas de ICE, USCIS y la policía, pero ninguna aceptó asistirla. Activistas le ayudaron a tramitar un salvoconducto en el consulado nicaragüense, un proceso que podría demorar semanas o meses. “Quiero ir a Nicaragua”, insiste Escobar, quien permanece en una situación de extrema vulnerabilidad.
Juhany Pina, una venezolana de 48 años, logró viajar a México el 8 de julio tras perder su estatus legal en abril, cuando la administración Trump revocó permisos otorgados a quienes ingresaron por la app CBP One. Aunque llenó el formulario de CBP Home en mayo, esperó más de un mes sin recibir instrucciones claras, y finalmente su hermana costeó su boleto. “Es una situación desesperante, nos quitaron el oxígeno”, afirmó Pina, parte de un grupo de WhatsApp con más de 100 inmigrantes que comparten experiencias similares.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) asegura que “decenas de miles” han usado CBP Home para autodeportarse, ofreciendo ayuda para pasajes y documentos de viaje, además de un bono de 1,000 dólares tras confirmar la salida del país. Sin embargo, no aclara cómo asistir a quienes carecen de documentos retenidos por autoridades o cómo agilizar el proceso, que puede extenderse más allá de los 21 días prometidos. Para nacionales de países como Venezuela, sin consulados en EE.UU., o nicaragüenses enfrentando trabas burocráticas, el trámite es aún más complejo.
Organizaciones como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que apoya el programa, enfatizan que solo participan en salidas voluntarias, garantizando un retorno “seguro y digno”. Sin embargo, inmigrantes y expertos, como la abogada Christina Wilkes, señalan que la desconfianza y la falta de claridad en el proceso llevan a muchos a evitar la aplicación y salir por su cuenta. “Llegamos en mal momento, el sueño se derrumbó”, lamentó Pina, reflejando el sentir de quienes enfrentan un sistema lleno de promesas, pero también de obstáculos.
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