Washington, 25 de julio de 2025 – La relación entre el presidente Donald Trump y Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual, se encuentra en el centro de una creciente tormenta política tras la revelación de fotos que muestran a Epstein en la boda de Trump en 1993 y nuevos informes que confirman la aparición del nombre del presidente en documentos relacionados con el caso. Aunque no hay evidencia de irregularidades por parte de Trump, estas revelaciones han desatado especulaciones, acusaciones de encubrimiento y una inusual revuelta entre algunos republicanos.
En mayo, la secretaria de Justicia, Pam Bondi, informó a Trump que su nombre figuraba en los archivos de Epstein, según fuentes de la Casa Blanca. Esta información, reportada inicialmente por The Wall Street Journal, ha reavivado el interés en la relación entre ambos durante las décadas de 1990 y 2000, cuando compartían círculos sociales en Nueva York. La negativa de la administración a publicar los documentos prometidos durante la campaña ha intensificado las sospechas de un posible encubrimiento, a pesar de que no se ha encontrado evidencia de que Trump estuviera al tanto de las actividades criminales de Epstein.
En el Congreso, la controversia escaló con una votación en el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, que aprobó por 8-2 citar al Departamento de Justicia para obtener los archivos de Epstein. Republicanos como Nancy Mace, Scott Perry y Brian Jack se unieron a los demócratas, desafiando al presidente de la Cámara, Mike Johnson, quien insiste en que no se está bloqueando la divulgación de los documentos. Además, el comité citó a Ghislaine Maxwell, cómplice de Epstein que cumple una condena de 20 años, para que declare.
En un intento por desviar la atención, Trump recurrió a una estrategia conocida: atacar al expresidente Barack Obama. La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, acusó a Obama de orquestar un supuesto complot para desacreditar a Trump en 2016 mediante investigaciones sobre la interferencia rusa en las elecciones. Estas afirmaciones, que carecen de pruebas sólidas, han sido criticadas por demócratas como un intento de distraer del escándalo de Epstein.
La controversia ha generado división en la base republicana. Una encuesta de Quinnipiac reveló que el 40 % de los republicanos aprueba la gestión de Trump en este asunto, mientras que el 36 % la desaprueba. En Nueva York, un cartel en Times Square exigiendo la publicación de los archivos de Epstein refleja el creciente clamor público por transparencia.
Con el Congreso en receso de verano, la presión sobre Trump podría intensificarse en asambleas públicas, mientras la administración lucha por contener una de las crisis más significativas de su segunda presidencia.
Imágen cortesía: NBC