Una plataforma marítima estadounidense fue detectada operando en aguas mexicanas frente a Playa Bagdad con el objetivo de recuperar fragmentos del cohete Starship, de la empresa SpaceX, propiedad de Elon Musk, lo que ha generado preocupación ambiental y legal en la zona.
La estructura, identificada como L/B Jill y operada por Seacor Marine, habría sido enviada desde Nueva Orleans tras la explosión del cohete ocurrida el pasado 27 de mayo. Desde hace tres días, la plataforma trabaja en aguas del Golfo de México con bandera estadounidense, utilizando drones, equipos de buceo y submarinos para extraer motores Raptor y otras piezas del vehículo espacial que cayeron al mar.
Organizaciones ambientalistas y pescadores locales denuncian daños a la fauna marina, especialmente tortugas y aves, y aseguran que los residuos espaciales han afectado la pesca y la integridad de los ecosistemas costeros. Reportan colapso de nidos, compactación de arena y reducción de zonas de pesca.
La asociación CONIBIO Global, dedicada a la conservación de la biodiversidad, expresó su inquietud sobre la falta de información y permisos relacionados con esta operación:
“Es una plataforma estadounidense, cuyo trabajo principal es un servicio de grúas, y creemos que SpaceX la contrató para retirar la basura… pero desconocemos si cuenta con autorización para operar en México”, señaló la organización.
Hasta el momento, ninguna autoridad federal —ni Semarnat, ni Profepa, ni el Gobierno de México— ha emitido una postura oficial sobre la legalidad de esta intervención extranjera en territorio nacional.
La presencia de esta plataforma, sumada al impacto ambiental de los restos del cohete, abre un debate urgente sobre la responsabilidad de las empresas espaciales privadas y el respeto a la soberanía marítima mexicana.