Estados Unidos ha enviado tres buques de guerra y más de 4 mil soldados al Caribe, cerca de las costas de Venezuela, como parte de una operación que busca combatir el narcotráfico en la región, confirmó este martes la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
En rueda de prensa, Leavitt aseguró que el presidente Donald Trump está decidido a frenar el flujo de drogas hacia territorio estadounidense y llevar ante la justicia a quienes lo facilitan. “Estamos preparados para usar todo nuestro poder. No vamos a tolerar que los cárteles sigan operando con impunidad”, declaró.
La vocera también reiteró la postura oficial de la administración respecto al gobierno de Caracas: “El régimen de Nicolás Maduro no es legítimo. Es un cártel de narcotráfico que actúa como si fuera un Estado. Maduro es un líder fugitivo, acusado en Estados Unidos de tráfico de drogas”, puntualizó.
Presencia militar y tensiones regionales
Según reportes citados por CNN, el despliegue incluye un submarino nuclear, aviones de reconocimiento P-8 Poseidon, destructores y un buque de guerra con misiles, como parte de una estrategia más amplia para “reforzar la seguridad regional” y enfrentar operaciones criminales en el mar Caribe.
La medida ha generado reacciones inmediatas. El Gobierno de Cuba calificó la presencia militar como parte de una “agenda corrupta” liderada por el secretario de Estado, Marco Rubio, y exigió respeto a la soberanía regional, recordando que América Latina fue declarada “zona de paz” por la CELAC.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha respaldado esta postura ofensiva, asegurando que el papel del ejército estadounidense incluye “sellar las fronteras y repeler toda forma de invasión, incluido el tráfico de drogas, inmigración masiva y contrabando de personas”.
Aunque el despliegue ha sido presentado como una misión antidrogas, el aumento de tensiones con Venezuela y el contexto electoral en EE.UU. alimentan la percepción de que puede tratarse también de una estrategia geopolítica más amplia.