La tensión por las redadas migratorias en el sur de California se intensifica. Esta semana, las protestas contra los operativos federales se trasladaron a hoteles del condado de Los Ángeles, donde se hospedan agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), desplegados desde otras regiones del país.
Cadenas hoteleras como Hilton y Marriott, con sedes en ciudades como Whittier, Pasadena y Downey, se han convertido en nuevos escenarios de manifestaciones, donde cientos de personas se congregan con pancartas y consignas como “Fuera ICE”, denunciando la colaboración de estas empresas con los operativos de deportación impulsados por la administración de Donald Trump.
“Condenamos a los hoteles que hacen negocio con el sufrimiento de nuestra comunidad”, afirmó María Salguero, residente de Whittier, donde unas 300 personas se manifestaron frente al DoubleTree by Hilton, uno de los establecimientos señalados por albergar a agentes federales.
Desde el lunes, esa misma ciudad —conocida por ser el hogar del expresidente Richard Nixon— ha sido escenario de múltiples arrestos de inmigrantes en lugares cotidianos como ferreterías, supermercados y centros de lavado de autos. El operativo ha generado indignación al extenderse incluso a escuelas y templos religiosos. En Downey, un abuelo fue detenido frente a una escuela católica mientras dejaba a su nieta, y se han reportado detenciones en iglesias y parques infantiles.
Familias completas se han unido a las protestas, muchas portando banderas de Estados Unidos y México. Algunos manifestantes llegaron a desinflar llantas y marcar con pintura los vehículos sin identificación oficial de los agentes, que permanecían en los estacionamientos de los hoteles.
“Vienen con las caras tapadas, pretendiendo ser turistas, pero sabemos quiénes son. No los queremos aquí”, declaró un joven manifestante que prefirió no revelar su nombre.
La policía de Whittier intervino en al menos una protesta luego de que una menor se recostara sobre una fachada de vidrio que terminó cediendo, sin que se reportaran heridos. En medio del creciente descontento, voces como la de Nuri Umaña expresaron un fuerte reclamo económico: “Estamos pagando esto con nuestros impuestos. California da más que ningún otro estado al gobierno federal, y lo devuelven con persecuciones”.
El rechazo a las redadas y la presencia de agentes en comunidades residenciales continúa escalando, con manifestaciones previstas para los próximos días. La comunidad migrante y sus aliados afirman que no cederán en su resistencia.