En una maniobra legislativa relámpago, el Congreso de El Salvador aprobó una polémica reforma constitucional que permite la reelección presidencial indefinida, abriendo la puerta para que el presidente Nayib Bukele pueda postularse nuevamente en los próximos comicios.
La reforma, promovida por el partido oficialista Nuevas Ideas —que controla 57 de los 60 escaños en la Asamblea Legislativa—, fue avalada sin debate público y justo antes de un receso legislativo, lo que generó críticas por parte de la oposición y organismos internacionales.
Entre los cambios más significativos está la eliminación de la segunda vuelta electoral, la ampliación del mandato presidencial de cinco a seis años y la modificación del actual periodo de gobierno, que ahora concluirá en 2027 en lugar de 2029. Ese año se realizarán elecciones generales conjuntas para presidente, diputados y alcaldes.
“Este día ha muerto la democracia en El Salvador”, declaró la diputada opositora Marcela Villatoro, reflejando la indignación de sectores críticos que califican la reforma como un paso hacia la consolidación del poder absoluto.
Bukele, quien llegó a la presidencia en 2019 y fue reelegido en 2024 con una abrumadora mayoría, goza de una fuerte popularidad, especialmente por su política de seguridad y la drástica reducción de homicidios. No obstante, su administración ha sido señalada por violaciones a derechos humanos, censura a la prensa y detenciones sin garantías procesales bajo el régimen de excepción vigente.
Aunque la reforma aún debe ser ratificada, se anticipa una aprobación sin obstáculos por parte del mismo Congreso, lo que marcaría un punto de inflexión en el equilibrio de poderes del país centroamericano. Críticos advierten que se trata de un retroceso democrático sin precedentes desde la firma de los Acuerdos de Paz.