La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, dejó claro que el gobierno mexicano no aceptará el impuesto del 3.5% sobre las remesas enviadas por migrantes si la propuesta es aprobada por el Congreso de Estados Unidos. En su conferencia matutina, Sheinbaum señaló que, en caso de ser necesario, se organizarían movilizaciones pacíficas para mostrar el rechazo a esta medida, que considera injusta, ya que afectaría a quienes “menos tienen”.
La medida, impulsada por la Administración de Donald Trump, fue recientemente aprobada en la Cámara de Representantes de EE.UU. y grava las remesas enviadas por migrantes, lo que ha generado gran preocupación en México, el segundo mayor receptor mundial de remesas. La mandataria mexicana expresó que su gobierno sigue trabajando con senadores estadounidenses para evitar que la ley se concrete, argumentando que este gravamen perjudicaría tanto a los migrantes como a la propia economía estadounidense, que depende de estas transferencias.
México recibió en 2024 casi 65 mil millones de dólares en remesas, un récord histórico que representa alrededor del 4% del PIB del país. El gobierno mexicano ha defendido que los migrantes que envían dinero a sus familias “trabajan duro y pagan impuestos”, y que el gravamen sería una violación del tratado bilateral contra la doble tributación firmado en 1994.