El Gobierno de Estados Unidos se prepara para inaugurar en las próximas semanas el que será el mayor centro de detención de migrantes del país, con capacidad inicial para unas mil personas, dentro de la base militar de Fort Bliss, a las afueras de El Paso, Texas.
De acuerdo con información obtenida por Border Report, las instalaciones —compuestas por edificios de lona— comenzarán operaciones el próximo 17 de agosto, como parte de la estrategia federal para reforzar las detenciones y deportaciones masivas impulsadas por la administración del presidente Donald Trump.
Un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) confirmó a la agencia EFE que se proyecta expandir el centro para albergar hasta cinco mil migrantes. La portavoz del DHS, Tricia McLaughlin, señaló que el Gobierno “está buscando todas las opciones disponibles para ampliar la capacidad de detención” y que el uso de otras bases militares, además de Fort Bliss, ya cuenta con el aval del Pentágono. Entre ellas se incluyen Camp Atterbury, en Indiana, y la base McGuire Dix-Lakehurst, en Nueva Jersey, además de la reanudación de traslados de migrantes hacia la base naval de Guantánamo, en Cuba.
La apertura de este complejo en Texas coincide con un creciente escrutinio sobre las condiciones en los centros de detención. Un informe difundido esta semana por la oficina del senador demócrata Jon Osoff documenta al menos 500 casos de abusos cometidos contra personas bajo custodia del DHS desde enero, incluyendo 41 denuncias de agresiones físicas y sexuales, 14 incidentes de maltrato a mujeres embarazadas y 18 a menores de edad.
La mayoría de estos casos habrían ocurrido en instalaciones ubicadas en Texas, según el reporte, que ha intensificado las críticas de organizaciones de derechos humanos por el trato que reciben los migrantes en territorio estadounidense.
