El presidente acusa a figuras como Beyoncé, Springsteen y Oprah de hacer “contribuciones ilegales” a la campaña demócrata
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó este lunes una dura acusación contra varias celebridades que respaldaron públicamente la campaña presidencial de Kamala Harris en 2024, y exigió una “investigación a fondo” por lo que califica como posibles contribuciones ilegales disfrazadas de actuaciones y apariciones públicas.
Entre las figuras señaladas por el mandatario republicano se encuentran Bruce Springsteen, Beyoncé, Oprah Winfrey y Bono, a quienes acusa de haber recibido pagos encubiertos para manifestar su apoyo político a la entonces candidata demócrata. “Los candidatos no pueden pagar por APOYO, que es lo que hizo Kamala, con el pretexto de pagar por entretenimiento”, escribió Trump en su plataforma Truth Social.
El mandatario cuestionó directamente a Springsteen, preguntando si recibió dinero por participar en actos de campaña: “¿Cuánto le pagó Kamala Harris a Bruce Springsteen por su mala actuación? ¿No es eso una contribución ilegal?”, escribió.
Las declaraciones de Trump llegan luego de un cruce de declaraciones con el artista de Nueva Jersey, quien recientemente criticó duramente a su administración durante un concierto en el Reino Unido, describiendo al actual gobierno como “corrupto e incompetente”.
En respuesta, el presidente no escatimó calificativos, llamando a Springsteen “imbécil prepotente” y asegurando que “nunca me gustó su música ni su política de izquierda radical”.
La controversia se intensificó con el respaldo público de la Federación de Músicos de Estados Unidos, cuyo presidente, Tino Gagliard, defendió tanto a Springsteen como a la cantante Taylor Swift, también blanco de críticas por parte de Trump. “No solo son músicos brillantes, sino también modelos a seguir e inspiración para millones”, declaró.
Hasta el momento, ni la campaña de Kamala Harris ni los artistas mencionados han respondido oficialmente a las declaraciones del presidente.
La tensión entre la política y el mundo del espectáculo vuelve a escalar en medio de un clima preelectoral altamente polarizado, donde cada respaldo público se convierte en arma política.