El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado las detenciones de migrantes indocumentados en diversas ciudades del país, en una serie de operativos realizados por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE). En las primeras dos semanas de su administración, se han arrestado más de 5,500 personas, muchas de las cuales no tienen antecedentes penales, aunque el gobierno las clasifica como “criminales”.
Los operativos se han llevado a cabo en al menos una decena de grandes ciudades, incluyendo Nueva York, Los Ángeles y Chicago. En un giro respecto al gobierno anterior, ICE ha comenzado a hacer públicos los detalles de los arrestos, incluyendo el perfil de 21 personas, en su mayoría de origen latinoamericano, destacando delitos como conducción bajo la influencia de sustancias y abuso sexual de menores.
Aunque ICE ha compartido cifras generales de arrestos, no ha proporcionado un desglose detallado por nacionalidad ni ubicación de las detenciones, dejando que las oficinas regionales gestionen la información. En Texas, por ejemplo, se han reportado 84 arrestos en el área metropolitana de Dallas, mientras que en ciudades como San Antonio, Austin y Houston también se han llevado a cabo operativos.
La visibilidad de las acciones fue mayor en Chicago y Nueva York, donde figuras clave de la política migratoria, como Tom Homan y Kristi Noem, estuvieron presentes en los operativos. Esta estrategia ha generado preocupación por los posibles abusos y ha aumentado las tensiones en torno a la política migratoria de la nueva administración.
