11 de noviembre de 2025
Washington, D.C.
El presidente Donald Trump revivió una idea controvertida para aliviar la presión económica sobre los hogares estadounidenses: distribuir cheques de reembolso de al menos US$ 2.000 por persona, financiados con los ingresos generados por los aranceles impuestos a productos extranjeros. La propuesta, anunciada en una publicación en su red social Truth Social, busca contrarrestar los efectos de la inflación y la asequibilidad, pero enfrenta serios obstáculos legales, financieros y políticos.
“¡Quienes se oponen a los aranceles son unos tontos! Se pagará un dividendo de al menos US$ 2.000 por persona a todos (¡sin incluir a las personas de altos ingresos!)”, escribió Trump el domingo. En un mensaje posterior, el mandatario agregó que el excedente de estos fondos, provenientes de “cuantiosos ingresos arancelarios”, se destinaría a reducir la deuda nacional, que supera los US$ 40 billones.
Esta no es la primera vez que Trump flirtea con la idea. En agosto, ya había mencionado que los miles de millones recaudados permiten “hacer un dividendo al pueblo estadounidense”. Los aranceles, pagados inicialmente por importadores locales, se han trasladado en gran medida a los consumidores, elevando precios de bienes cotidianos. Trump propone que estos ingresos sirvan para “devolver” el dinero directamente a los ciudadanos de bajos y medianos ingresos, similar a los cheques de estímulo enviados durante la pandemia en 2020 y 2021.
Sin embargo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, se mostró cauto en una entrevista con el programa “This Week” de ABC. “No se han presentado propuestas formales para distribuir los ingresos arancelarios”, dijo Bessent, sugiriendo que el monto de US$ 2.000 “podría adoptar muchas formas”, como exenciones fiscales en propinas, horas extras o prestaciones de la Seguridad Social. Un funcionario de la Casa Blanca reiteró el compromiso de usar estos fondos “para el beneficio del pueblo estadounidense”, pero evitó detallar criterios de elegibilidad.
¿Alcanzan los números?
El Departamento del Tesoro reporta que la administración ha recaudado más de US$ 220.000 millones en aranceles desde el inicio del segundo mandato de Trump, combinando medidas de su gobierno con gravámenes previos. Con 163 millones de declaraciones de impuestos presentadas en 2024, según el Servicio de Impuestos Internos (IRS), un pago universal de US$ 2.000 costaría unos US$ 326.000 millones, superando con creces los fondos disponibles.
Excluyendo a los de altos ingresos —Trump no precisó el umbral—, el cálculo se reduce ligeramente. Erica York, vicepresidenta de política fiscal federal de la Tax Foundation, estimó en una publicación en X que, con un límite de US$ 100.000 anuales (por debajo del tramo impositivo superior), unos 150 millones de adultos calificarían, elevando el costo a cerca de US$ 300.000 millones. De los ingresos totales, unos US$ 100.000 millones provienen de aranceles impuestos vía poderes de emergencia, cuya validez está en entredicho.
Obstáculos en la Corte y el Congreso
La Corte Suprema añade incertidumbre: ha mostrado escepticismo hacia el uso de poderes ejecutivos para imponer aranceles. Un fallo adverso obligaría a devolver miles de millones a las empresas importadoras, mermando los fondos y complicando cualquier distribución ya efectuada a los ciudadanos.
Además, Trump no puede actuar solo. El Congreso controla el presupuesto, y paquetes de estímulo pasados requirieron su aprobación bipartidista. Aunque los cheques han sido populares en crisis, la economía actual no enfrenta recesión ni emergencia, lo que podría alienar a conservadores fiscales republicanos. Expertos advierten que inyectar miles de millones podría avivar la inflación —principal preocupación de los votantes—, forzando a la Reserva Federal a elevar tasas de interés y encareciendo préstamos para familias y empresas.
¿Cuándo llegaría el dinero?
Si el Congreso aprueba la medida, el proceso no sería inmediato. Durante la pandemia, los depósitos directos demoraron una semana tras la firma, pero los cheques en papel tardaron hasta 20 semanas en llegar a los beneficiarios.
La propuesta llega en un momento de tensiones económicas, con aranceles que han elevado costos en sectores como el comercio minorista y la manufactura. Mientras Trump la pinta como un “dividendo” generoso, analistas la ven como una apuesta riesgosa que podría agravar los problemas de asequibilidad que pretende resolver. El Capitolio observa con atención: ¿apoyo cruzado o rechazo fiscal? La respuesta definirá el impacto en millones de bolsillos estadounidenses.
Imágen cortesía: LA Times
