Pekín confirmó este lunes que extenderá por tres meses la suspensión de nuevos aranceles a Estados Unidos, fruto de las negociaciones mantenidas en Londres y Estocolmo durante junio y julio.
El acuerdo, que amplía la tregua sellada en Ginebra hace tres meses, contempla reducciones sustanciales de gravámenes: Washington recortó del 145% al 30% los impuestos sobre productos chinos, mientras que Beijing bajó del 125% al 10% las tarifas a bienes estadounidenses.
La Cancillería china llamó a la Casa Blanca a cumplir los compromisos asumidos por Donald Trump y Xi Jinping, apostando por un resultado “positivo, basado en la igualdad y el beneficio mutuo”.
Los encuentros diplomáticos recientes evidenciaron la intención de ambas potencias de evitar una nueva escalada en la guerra comercial, aunque persisten fricciones. En la recta final de la tregua inicial, Trump exigió a Beijing cuadruplicar sus compras de soja estadounidense y advirtió sobre posibles sanciones por importaciones de petróleo ruso. China, por su parte, defendió su derecho a mantener relaciones comerciales con sus socios.
El clima internacional seguirá marcado por la cita del próximo viernes en Alaska, donde Trump se reunirá con el presidente ruso Vladímir Putin, un encuentro que podría redefinir el tablero geopolítico y económico global.