México

Little L.A.: el barrio de Ciudad de México donde los deportados y dreamers mexicanos reinventan su vida

Ciudad de México, 26 de noviembre de 2025

En la colonia Tabacalera, a unos pasos del Monumento a la Revolución, ha surgido un rincón conocido como “Little L.A.”, una comunidad donde conviven cientos de mexicanos deportados, dreamers que perdieron sus protecciones en Estados Unidos y familias binacionales que decidieron empezar de nuevo en su país natal.

El barrio debe su apodo a las similitudes que muchos retornados de California encuentran entre el paisaje urbano del centro de la capital y ciertos rasgos de Los Ángeles: palmeras altas, un monumento icónico y un ambiente de constante movimiento comercial. Aquí se escucha inglés y español por igual, los letreros son bilingües y proliferan negocios que aprovechan las habilidades adquiridas al otro lado de la frontera.

Organizaciones como New Comienzos, fundada en 2015, se han convertido en el principal punto de apoyo para quienes llegan sin redes familiares ni recursos. La asociación ofrece orientación legal, acompañamiento emocional, vales de despensa, certificación de inglés y ayuda para encontrar empleo. Su lema es claro: “Regresar no es rendirse, es comenzar de nuevo”.

“Es una comunidad resiliente y valiente que perdió todo en un país que consideraba suyo, pero que un papel les recordó que no lo era”, resume Ana Estrada, directora de voluntarios de New Comienzos.

Entre enero y septiembre de 2025, Estados Unidos deportó a 112.260 mexicanos, de los cuales 2.595 llegaron directamente a Ciudad de México, según datos oficiales de la Secretaría de Gobernación.

Historias de reinvención en medio del desarraigo

Edwin Sánchez vivió más de 20 años en Wyoming antes de decidir regresar voluntariamente por las limitaciones del programa DACA. Carlos Ramírez fue deportado tras 15 años en Utah y ahora colabora con New Comienzos para que otros retornados encuentren trabajo digno. Daniel Iniesta llegó a Estados Unidos a los seis años y fue deportado en octubre pasado tras perder su estatus de dreamer.

Muchos enfrentan discriminación al volver: se les señala por hablar inglés, por su forma de vestir o por tener tatuajes. A ello se suma la inseguridad y la sensación de desarraigo cultural, especialmente para quienes prácticamente crecieron en territorio estadounidense.

Mauricio López es uno de los casos más visibles de reinvención: tras autodeportarse en 2017 con su familia, obtuvo una certificación de inglés, abrió una escuela de idiomas y un puesto de café. Hoy busca convertirse en el primer diputado federal dreamer en México para legislar a favor de la comunidad de retornados.

Retos que persisten

Un estudio del Instituto de Política Migratoria (MPI) señala que los programas de reintegración en México siguen centrados casi exclusivamente en lo económico y descuidan el bienestar psicosocial y la estabilidad social que necesitan los retornados para evitar nuevas intentonas de migración.

Ante la promesa de deportaciones masivas del gobierno de Donald Trump, New Comienzos lanzó el proyecto “Dream in Mexico”: una caja de bienvenida con información bilingüe, contactos legales y 60 días de acompañamiento para que ningún regreso se viva en soledad o con miedo.

A pesar de las dificultades, los habitantes de Little L.A. demuestran día a día que es posible construir un nuevo comienzo. “Ser deportado te obliga a repensar el significado de la vida. Te conviertes en una nueva persona”, reflexiona Miguel Solís, otro retornado que hoy forma parte de esta comunidad que no para de crecer.

Imágen cortesía: CNN

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