Washington, 8 de octubre de 2025 — A medida que se acerca el cierre del gobierno estadounidense, programado para dentro de tres días, la administración Trump ha ajustado su estrategia para evitar despidos masivos inmediatos de trabajadores federales, según revelaron funcionarios familiarizados con las discusiones internas. Aunque el presidente Donald Trump ha calificado el impasse presupuestario como una “oportunidad sin precedentes” para reducir la burocracia federal, un creciente número de legisladores republicanos advierte que tales medidas podrían erosionar la ventaja política de la Casa Blanca en un momento clave.
Inicialmente, el plan era implementar Reducciones de Fuerza (RIF, por sus siglas en inglés) de forma inmediata tras el cierre, con recomendaciones de la Oficina de Presupuesto y Administración —dirigida por Russell Vought— que identificaban agencias para recortes drásticos. Trump, en publicaciones en su plataforma Truth Social, celebró la situación como un regalo de los “demócratas de izquierda radical”, alineándose con el Proyecto 2025, un plan conservador que promueve recortes al gasto público, la desregulación de agencias independientes y una mayor concentración de poder ejecutivo.
Sin embargo, la Casa Blanca ha decidido retrasar el envío de notificaciones de despido, optando por extender el plazo para mantener la presión sobre los demócratas sin precipitar acciones que podrían interpretarse como insensibles. “Hay un creciente reconocimiento de que la política de los RIF, en un momento en que nuestro mensaje sobre el cierre es el mejor, será mejor después”, explicó un funcionario de alto nivel. “La idea es que, si les damos más tiempo, será porque los demócratas realmente nos obligaron a actuar y no nos dejaron otra opción. Y no queremos parecer alegres por la gente que pierde su trabajo, por supuesto”.
A pesar de este giro táctico, asesores cercanos al presidente insisten en que la amenaza sigue vigente. “Llegará un momento en que tendremos que afrontar la realidad. Debemos ser buenos administradores del dinero de los contribuyentes. Pero esperamos que no lleguemos a eso”, admitió otro funcionario. La secretaria de prensa Karoline Leavitt reforzó esta postura al afirmar: “Esta conversación sobre despidos no estaría ocurriendo ahora si los demócratas no hubieran votado para cerrar el Gobierno”.
Legisladores republicanos alzan la voz de cautela
El cambio de rumbo responde en parte a las inquietudes expresadas por varios congresistas del Partido Republicano, quienes temen que los despidos masivos alienen a votantes moderados y fortalezcan la narrativa opositora. “Es la retórica la que entusiasma a las bases, pero estamos en una batalla de mensajes para ganar al centro. El discurso de ‘cortar y quemar’ los desanima y está reduciendo nuestra influencia”, confidenció un representante republicano anónimo. Otro legislador añadió: “Tenemos la ventaja ahora, pero podríamos perderla con despidos masivos”.
Estas preocupaciones han llegado directamente a la Casa Blanca a través de conversaciones privadas, según dos fuentes republicanas. El representante Austin Scott, de Georgia —donde bases militares dependen en gran medida de empleados federales suspendidos—, fue tajante: “No he escuchado a ningún republicano en la Cámara expresar su deseo de despidos masivos de empleados federales”. Por su parte, el senador Thom Tillis, de Carolina del Norte, alertó sobre el impacto en la moral laboral: “Creo que es un error estratégico informarles ahora o hacerles creer que podrían no recibir sus salarios atrasados. Si yo fuera ellos, buscaría otro trabajo. Y hay mucha gente buena y trabajadora por ahí”.
El presidente de la Cámara, Mike Johnson, se alineó con esta cautela al respaldar el pago retroactivo de salarios una vez resuelto el cierre, aunque Trump matizó la promesa durante una reunión en el Despacho Oval con el primer ministro de Canadá, Mark Carney. “Diría que depende de quién estemos hablando. Les puedo asegurar que los demócratas han puesto a mucha gente en grave riesgo, pero realmente depende de quién estemos hablando”, respondió el mandatario. Más tarde, agregó: “En general, cuidaremos de nuestra gente. Hay personas que realmente no merecen que las cuidemos, y las cuidaremos de otra manera”.
Esta ambigüedad surgió tras informes sobre un borrador de memorando que sugería retener pagos atrasados a empleados suspendidos, una ruptura con precedentes históricos que ha avivado tensiones. Trump, en declaraciones a la prensa, anticipó anuncios inminentes: “En cuatro o cinco días podré decir qué programas gubernamentales pretendo eliminar permanentemente si esto sigue así. Tenemos muchos. No les voy a decir nada, pero lo anunciaremos muy pronto. Pero hay muchas cosas que vamos a eliminar, y eliminarlas definitivamente”.
Despidos en pausa, pero la lista se prepara
A pesar de las advertencias iniciales de Vought —quien en una llamada privada con republicanos de la Cámara predijo despidos en cuestión de días—, y de reuniones con líderes de gabinete para compilar una lista de agencias objetivo, ninguna reducción se ha materializado. El plan original apuntaba a anuncios el 3 de octubre, pero el retraso ofrece un respiro a distritos vulnerables, como el de Scott, donde la suspensión de fondos por desastres agrava la incertidumbre.
Los demócratas, por su parte, mantienen su rechazo a cualquier medida de financiación provisional que no incluya concesiones en materia de atención médica, cerrando la puerta a un acuerdo inminente. Tillis no ocultó su pesimismo: “No, no lo creo” cuando se le preguntó por una salida viable esta semana.
Con el reloj corriendo, la administración Trump navega un delicado equilibrio: explotar el cierre como palanca para reformas conservadoras sin alienar a su propia coalición. Mientras tanto, miles de empleados federales esperan en la incertidumbre, y el debate sobre la eficiencia gubernamental se intensifica en un año electoral cargado de simbolismos.
Imágen cortesía: Excélsior
