Cerca de cien delegaciones internacionales abandonaron este viernes la Asamblea General de la ONU en Nueva York al momento en que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ingresó para ofrecer su discurso. La acción fue interpretada como una protesta diplomática ante la ofensiva militar israelí en Gaza, acusada por críticos de constituir actos de genocidio.
Países como España optaron por no enviar representación durante la intervención, dejando el salón semivacío mientras Netanyahu defendía las acciones de su gobierno y cuestionaba las acusaciones: “¿Un país que comete genocidio le diría a la población civil que se apartara?”, en referencia a los mensajes de evacuación emitidos por su ejército.
Simpatizantes del gobierno israelí ocuparon los balcones del recinto, portando kipás y lazos amarillos en solidaridad con los rehenes retenidos por Hamás, aplaudiendo y vitoreando al primer ministro en contraste con los escaños vacíos.
La protesta en la Asamblea se sumó a manifestaciones ciudadanas en el centro de Nueva York, reflejando la creciente fractura internacional frente al conflicto y a la figura de Netanyahu.
