La otra persona fue un joven hondureño de 17 años que viajaba solo y murió el 10 de mayo bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos en Florida.
La niña panameña que nació con problemas cardíacos y falleció el miércoles 17 de mayo mientras se encontraba detenida por la Patrulla Fronteriza es el segundo deceso de un niño latinoamericano bajo custodia del gobierno estadounidense en dos semanas.
La niña de 8 años y su familia estaban en el centro en Harlingen, Texas, en el Rio Grande Valley, uno de los corredores de mayor actividad de cruces fronterizos de inmigrantes. La agencia supervisora de la Patrulla Fronteriza, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus iniciales en inglés), ha tenido problemas para lidiar con una sobrecarga de sus instalaciones, provocada por un fuerte aumento en la llegada de inmigrantes antes de que la semana pasada finalizara una restricción al asilo relacionada con la pandemia del COVID-19.
La niña sufrió una “emergencia médica” y las autoridades llamaron a los servicios de emergencia. Fue trasladada a un hospital cercano, donde murió, precisó la agencia. Las autoridades ordenaron que se lleve a cabo una necropsia.
La menor se llamaba Anadith Danay Reyes Álvarez, informó el cónsul hondureño José Leonardo Navas, que labora en McAllen, Texas. Dijo que la niña era de Panamá, aunque sus padres son de Honduras. La pequeña, añadió el cónsul, viajaba con su padre, madre y dos hermanos mayores.
La niña había nacido con problemas cardíacos y fue operada hace tres años en Panamá, según el padre, quien habló con el cónsul.
La oficina de asuntos internos de la CBP investigará el suceso, y se ha notificado al inspector general del Departamento de Seguridad Nacional y a la policía de Harlingen, informó la CBP.
La muerte de la niña ocurrió una semana después de que un joven hondureño de 17 años, Ángel Eduardo Maradiaga Espinoza, quien viajaba solo, murió bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus iniciales en inglés).