En medio de las tensiones por la creciente violencia y el narcotráfico en América Latina, algunos colaboradores del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, han planteado la posibilidad de una intervención militar directa en México. Según reportes de medios estadounidenses, durante las últimas semanas, el equipo de transición de Trump ha discutido varias opciones para intensificar la “guerra” contra los cárteles de la droga, que han dominado parte del territorio mexicano y cuya influencia trasciende fronteras.
Entre las propuestas sobre la mesa se encuentran ataques con drones y bombardeos aéreos dirigidos a la infraestructura de los cárteles, incluyendo laboratorios de drogas. También se ha considerado el envío de asesores y entrenadores militares estadounidenses a México, y la implementación de unidades de “exterminio” para desmantelar redes del narcotráfico. Asimismo, se discuten opciones de guerra cibernética contra las organizaciones criminales y de operaciones especiales para capturar a figuras clave de los cárteles.
En una declaración filtrada, un alto funcionario del equipo de transición de Trump expresó: “¿Hasta qué punto debemos invadir México? Esa es la pregunta que debemos responder”, una afirmación que ha generado preocupación tanto a nivel nacional como internacional.
Este enfoque agresivo no es nuevo para Trump. Desde su campaña electoral, el mandatario ha sido crítico de la situación del narcotráfico en México, sugiriendo en repetidas ocasiones la necesidad de tomar medidas más drásticas. Según fuentes cercanas, el presidente electo ha solicitado planes detallados de batalla y alternativas militares que podrían implicar una acción más directa contra el crimen organizado en el país vecino.
El senador Marco Rubio, quien fue nominado por Trump como secretario de Estado, y Tom Homan, su “zar de la frontera”, han respaldado públicamente la idea de enviar fuerzas armadas de EE. UU. a México. No obstante, ambos han subrayado que dicha intervención solo sería posible con la cooperación expresa del gobierno mexicano y bajo una coordinación estrecha con las autoridades locales, incluidos el ejército y la policía nacional.
Las discusiones sobre un posible despliegue militar de Estados Unidos en México se dan en un contexto de creciente tensión por la violencia derivada del narcotráfico en la región. Sin embargo, la idea de una intervención directa sigue siendo controvertida, tanto en los círculos políticos estadounidenses como en los internacionales, donde se cuestiona la soberanía de México y los efectos de una posible escalada militar en la relación bilateral.
A medida que la administración de Trump se acerca al inicio de su mandato, la comunidad internacional observa con cautela las decisiones que podrían redefinir las dinámicas de seguridad en América del Norte.