3 de junio de 2025
Estados Unidos enfrenta una temporada de huracanes que se proyecta nuevamente por encima del promedio, según informó, en un contexto donde las agencias de pronóstico meteorológico y respuesta a desastres, como la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), están más desbordadas que nunca. Este panorama se agrava debido a recortes presupuestarios que limitan la capacidad de respuesta, dejando a decenas de millones de estadounidenses en una posición más vulnerable ante tormentas de gran magnitud.
La imagen satelital del 16 de septiembre de 2010, proporcionada por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), sirve como un recordatorio de la fuerza de los huracanes, mostrando a los huracanes Karl, Julia e Igor en el Atlántico. En ese entonces, Igor avanzaba lentamente hacia el noroeste, Julia se debilitaba rápidamente sobre aguas abiertas del Atlántico oriental, y Karl se intensificaba hasta convertirse en huracán. Este tipo de fenómenos, que se espera sean más frecuentes e intensos, pone a prueba los recursos de agencias como FEMA.
Expertos advierten que la combinación de una temporada de huracanes activa y una reducción en los fondos destinados a la preparación y respuesta ante desastres podría tener consecuencias graves. La falta de recursos podría retrasar la ayuda a comunidades afectadas, exacerbando el impacto de estas tormentas en áreas costeras y más allá.
Mientras tanto, la población y las autoridades locales se preparan para enfrentar condiciones climáticas extremas, con la incertidumbre de si los sistemas de respuesta estarán a la altura de las necesidades. La situación pone de manifiesto la urgencia de fortalecer las capacidades de las agencias federales para garantizar una respuesta efectiva ante los desastres naturales.
Imágen cortesía: Ecoportal