El fallecimiento de un niño migrante de tres años en un camión ha generado conmoción en la sociedad estadounidense. El niño estaba viajando desde Brownsville, Texas, a Chicago, como parte de un programa de traslado de personas respaldado por el Gobierno texano. Sin embargo, las autoridades de Texas han evitado asumir responsabilidad en este caso.
El viernes pasado, la División de Manejo de Emergencias de Texas (TDEM) emitió un comunicado explicando que el servicio de transporte en autobús, financiado por el Gobierno de Texas, era de carácter voluntario. Esto significa que aquellos que optaban por utilizarlo lo hacían bajo su propia responsabilidad.
“Habiendo sido procesados y liberados por el Gobierno federal en las ciudades fronterizas abrumadas, los migrantes eligieron voluntariamente ir a Chicago después de haber firmado una exención de consentimiento voluntario disponible en varios idiomas al abordar y acordaron el destino”, señaló TDEM por escrito.
“Cada autobús está abastecido con alimentos y agua, que se distribuyen a bordo, y hace paradas a lo largo del viaje para repostar y cambiar de conductor. Los migrantes pueden comprar provisiones adicionales o desembarcar en cualquiera de estas paradas”, agregó la agencia.
Según un reporte del Chicago Tribune, el niño, quien había sido liberado bajo la administración de Biden, falleció el jueves mientras el autobús se dirigía a Chicago. El Departamento de Salud Pública de Illinois (IDPH), según lo indicado al periódico, está actualmente llevando a cabo una investigación sobre la muerte del niño, cuya causa aún no ha sido divulgada.